miércoles, 13 de junio de 2012

Deja de Pensar y Empieza a Disfrutar ¡¡


Deja Pensar y Empieza a Disfrutar

El hombre siempre ha tratado de entender la esencia de la vida, "el porqué" de cada una de las situaciones que se le presentan cada día. Buscando incansablemente el "sentido de la vida", juzgamos y comparamos todo, nos parece que las situaciones son: justas o injustas, apropiadas o desafortunadas... dependiendo en gran medida de la información que tengamos o de cómo hayan sido nuestras experiencias anteriores. A veces nos asaltan preguntas trascendentes como: ¿Quiénes somos?,¿ Cuál es nuestra misión? Pero también nos hacemos preguntas más personales como: ¿Por qué a mí? ¿Por qué nadie me entiende?, ¿Por qué a él y no a mí?
La cultura occidental nos lleva a buscar afuera, a investigar, experimentar, razonar o a especular, mientras que los orientales buscan adentro, meditan, sienten y practican infinidad de técnicas para alcanzar la iluminación... en realidad, todos tratamos por diferentes caminos de llegar al fondo del ese gran fenómeno que es el sentido de la vida. Pero en verdad no necesitamos entender la vida en su totalidad para poder ser felices. No tenemos que entender cómo funciona un árbol de mango para disfrutar y alimentarnos de sus jugosos frutos... ¡Basta con que estés vivo y tomes todo lo bueno que la vida generosamente te ofrece! Observa detenidamente todo a tu alrededor, sorpréndete y aprende, adopta el ritmo de la vida, degústala y vívela con entusiasmo y agradecimiento, sin preocuparte y sin cuestionarte tanto.
Si tenemos el regalo de estar vivos, aprendamos a estar concientes y atentos, disfrutando en paz y armonía de lo que segundo a segundo y de manera generosa, nos ofrece la vida: un amanecer, la sonrisa de nuestro hijo, la satisfacción de una meta lograda, un helado, el ayudar a un amigo, un delicioso sándwich, un baño de agua caliente, una palmadita en la espalda ese día que tanto lo necesitábamos, ese dinerito extra que cayó del cielo, nuestra pareja que nos acompaña a compartir la vida, ese maravilloso cuerpo que tenemos y del cual a veces no nos sentimos orgullosos, este estupendo país en el que nacimos y del cual a veces renegamos, el placer del trabajo bien hecho... y de miles de bendiciones que constantemente llueven sobre nosotros cada día y que lamentablemente muchas veces no podemos reconocer al estar preocupados por el pasado o por el futuro.
Usualmente miramos y solo vemos las rodillas de la jirafa. ¡Levantemos nuestra vista! y observemos el gran milagro que tenemos enfrente, con la certeza de que la vida funciona de una manera sabia, justa y equilibrada, siempre a favor de nosotros, aunque no seamos concientes de ello. Lo que hoy no tiene ninguna razón, mañana nos parecerá totalmente lógico y comprensible.
Herramientas
Deja tu mente en paz y siente. De vez en cuando es importante dejar la mente en blanco para amplificar nuestro sentido de percepción. Aprendamos a vivir la vida reconociendo nuestras sensaciones de cuerpo y nuestros sentimientos.Vive momento a momento. Levantar nuestra mirada hacia el futuro incierto, llena nuestra mente de preocupaciones y nuestro cuerpo de tensiones. Cada momento con nuestras decisiones y con nuestra actuación construimos el futuro. Concéntrate en realizar tu mejor esfuerzo ahora para que el mañana sea mejor.La verdad te hace responsable. Una de las consecuencias que genera el conocer parte de la verdad, es que te hace responsable de vivirla. A mayor conocimiento... mayor conciencia y responsabilidad. Evita justificarte y asume la conducción de tu vida.Vive y deja vivir. No seas envidioso. Evita fijarte en lo que hacen o tienen los demás, especialmente si vas a criticarlos o a juzgarlos. Concentra la atención en tus cosas, ocúpate de resolver todos tus asuntos pendientes y dirige tus esfuerzos a conseguir con éxito tus metas.La vida conspira para hacerte feliz. Esta es la premisa básica para ser próspero déjate ayudar, mira a tu alrededor de una forma más positiva... Muchas veces lo que hace que una persona vea oportunidades donde otros sólo ven carencia y problemas... es la actitud y la decisión de vivir en presente y atentos a las señales que les envía el universo.
Tal vez hayas vivido momentos difíciles y por esa razón te sientas desanimado o renuente a tomar la iniciativa de levantarte una vez más... quiero decirte que comprendo y respeto tus sentimientos y que estoy segura de que en el momento preciso podrás salir de ahí renovado y fortalecido. ¡Todo pasa y después de una tormenta siempre viene la calma y un nuevo día!
¡Suelta el pasado, vive el presente, la vida es maravillosa y todo va a estar bien!


EL CIRCULO "cuento buenisimo"


El Círculo
Un Rey triste tenía un sirviente de actitud entusiasta que siempre estaba pleno y feliz.
—Paje, ¿cuál es tu secreto para estar siempre alegre?
—Majestad, no tengo ninguna razón para estar triste, su alteza me honra, permitiéndome atenderlo. Tengo esposa e hijos que me aman y me esperan en las noches, ¿qué más puedo necesitar?
El Rey reunió a sus viejos sabios y les preguntó: ¿Por qué mi sirviente es más feliz que yo?
El más viejo le respondió:
—Es que su sirviente no pertenece al circulo de los 99.
—¿Círculo de los 99, qué es eso?
—Mi señor, la única manera de que entienda es explicárselo con hechos. Lo haremos entrar al círculo. Prepare una bolsa con 99 monedas de oro.
En la noche el Rey y el sabio colocaron en la casa del sirviente la bolsa y una nota que decía: “Este tesoro es tuyo. Es el premio por ser un buen hombre, disfrútalo.
El paje leyó la nota, agito la bolsa y la apretó contra su pecho mirando sigiloso a todos lados, pero como no podía dormir se puso a contar sus monedas y comenzó a hacer pequeñas pilas de diez monedas, cuando hacía la décima pila se estremeció: ¡Nueve monedas! Faltaba una, buscó por todos lados, se desesperó: ¡Me robaron!, alguien me robó, me falta una moneda. Malditos.
El Rey y el asesor miraban por la ventana sin perder detalle. La cara del paje ya no era la misma, estaba desencajado y de mal humor. ¿Cuánto tiempo tendré que ahorrar para comprar la moneda que falta? ¿Trabajaría horas extra?, le diré a mi mujer que trabaje también, y si los chicos ayudaran..., también puedo trabajar los fines de semana hasta tener mis cien monedas completas. Ya el paje había entrado al círculo de los 99 y había dejado de ser feliz.
Si deseas un poco más de lo mucho que tienes , lo convertirás en poco.
Hace unos días hablando con una amiga, acerca de una situación difícil y llena de incertidumbre en la que se encontraba, al final de la conversación ella me dijo: En realidad yo no espero nada… ¡Estoy segura que ocurrirá lo mejor! Cuando colgué el teléfono me quedé reflexionando acerca de sus palabras, y el profundo significado que tienen para nosotros los seres humanos.
La mayoría de las veces, el sufrimiento proviene de las expectativas fallidas, porque sufrimos al esperar que las cosas se desarrollen como queremos o necesitamos en un momento. Si tuviéramos la capacidad de aceptar cada situación sin negarla o evadirla, y estuviéramos abiertos para darle la bienvenida a lo inesperado en nuestra vida, todas las experiencias serían positivas y enriquecedoras.
Pero no es así, por lo tanto sufrimos y nos desgastamos cada vez que nuestros deseos y expectativas se ven truncadas por la presencia de una situación totalmente distinta a la que esperábamos. Es entonces cuando nos negamos a aceptarla, nos quejamos y nos lamentamos de nuestra poca suerte o de lo afortunados que son otros, que sí consiguen lo que nosotros queríamos y, mientras tanto, alimentamos un desequilibrio emocional que nos desgasta física y mentalmente y, aun así, tenemos que enfrentar la situación, aunque no nos guste. ¿Hay algo que podamos hacer para cambiar el resultado? No, porque ya ocurrió, y tal vez lo necesitamos para aprender, madurar, crecer o descubrir un nueva perspectiva, más positiva y que nos permita disfrutar la vida.
Las expectativas pueden ser la mayor desilusión de la vida… Los budistas dicen que los deseos y las expectativas insatisfechas, causan la infelicidad del ser humano.
Cuando tratamos de obtener una meta material, el conseguirla o no, puede resultar una experiencia igualmente frustránea.
Sentirse triste y desesperado por lo que se quiere y no se tiene, implica dejar de reconocer y valorar todas las cosas buenas e importantes que sí tenemos.
No es malo tener metas y ambiciones, lo equivocado sería desearlas hasta el punto que nos impida disfrutar de los otros aspectos positivos de nuestra vida. La expectativa de alcanzar lo que deseamos en corto tiempo hará que la frustración, el cansancio y la desilusión, se instalen dentro de nosotros, haciendo que suframos el proceso y que abandonemos o renunciemos en algún momento.
¡Bendito sea el que nada espera, el que se siente capaz de aceptar y vivir cada momento, porque nunca se sentirá desilusionado!
Vive el presente. En lugar de levantar tu mirada para imaginar o pensar en lo que va a suceder, concéntrate en cada paso que das, mantén el foco en el trabajo diario.
Haz lo mejor. Ocúpate de realizar tu trabajo con responsabilidad, amor, excelencia y compromiso, y deja que el universo se encargue del resto.
Confía. Recuerda que todo lo que sucede, siempre es lo mejor, aunque no puedas verlo en el momento. Además la Divinidad siempre conspira para que ocurra lo mejor en tu vida. 

Paz Interior "Video"


Paz Interior


La paz interior.

Uno de los objetivos más elevados en el viaje de la Página de la Vida es conseguir transmitir las herramientas para alcanzar la paz; la paz interior, “la paz que supera toda comprensión”.
Pero uno de nuestros primeros descubrimientos cuando emprendemos el camino de la superación es la guerra que mantenemos con nosotros mismos. Nos enfadamos por nuestros errores; estamos resentidos por nuestras debilidades; nos resistimos a hacer realidad nuestras aspiraciones más elevadas. Queremos progresar en todas las áreas de la vida, pero no nos gusta su precio.
La resolución de estos conflictos estriba en el discernimiento de “lo que es” y ello nos lleva ineludiblemente a la Paz Interior.
La Paz Interior. Vivir conociendo esta cualidad profunda, aunque sutil, es estar tan bien sintonizado con el poder espiritual de la compasión y del amor que seamos contados entre los más próximos a vivir la plenitud de sus posibilidades Divinas. Pero ¿qué es esta paz personal e interior? Y ¿cómo podemos encontrarla?
La paz personal es ese sentido interior, etéreo, de bienestar emocional y espiritual, esa tranquilidad profunda que nos llega cuando somos capaces de desconectarnos de los pensamientos inquietantes, inútiles o amenazantes, y alcanzar a comprender la realidad de “lo que es”.


La paz personal subjetiva, pero muy real, es el sentimiento bien fundado y de unión que tenemos cuando nos liberamos de las preocupaciones, el sufrimiento, el dolor, el estrés y el miedo y somos conscientes de las incontables maravillas que nos ofrece la vida.
La paz interior es el conocimiento de que todo está bien, la compresión de que el Ser Universal lo tiene todo bajo control, aun cuando nuestro mundo parezca a punto de explotar. Nos llega cuando nos apartamos mental, emocional y espiritualmente, y a veces físicamente, de los embrollos mundanos, de los conflictos o de nuestras responsabilidades mal comprendidas.
La paz interior se convierte en una realidad cuando trasladamos nuestro centro desde los problemas que no podemos resolver hasta una visión más elevada de compresión del porque. Trascendemos. En este traslado, dejamos caer la tristeza y las preocupaciones. La dicha que queda es la paz.
Si queremos recorrer con éxito el camino que nos lleva a la paz interior, tendremos que desmontar algunos de los obstáculos personales que nos atenazan; el miedo al futuro y las lamentaciones por el pasado no son más que los primarios. El viaje completo a la paz interior significa que también tenemos que superar los baches de la envidia, los desvíos de la impaciencia, las calles sin salida de la terquedad y los puentes helados de la rigidez. Pero debemos viajar. El viaje hacia la paz personal no se realiza en un coche aparcado.
¿El camino de la paz? Pasa por la meditación trascendental o la oración en meditación, que es una disciplina olvidada y mal comprendida. La meditación en oración es una manera excelente de desarrollar la conciencia aumentada en todas las áreas de la vida. Pero es fundamental para alcanzar la paz interior y para conservarla.

Cuando nos atrapan las preocupaciones, o las actitudes de ataque o defensa, estamos desertando, en la práctica, de nuestras posibilidades de alcanzar ese bienestar. La persona que está bien no está en casa. Por ejemplo, podemos estar conduciendo, rabiosos por el tráfico, y perdernos por completo la hermosa puesta de sol. En lugar de verla, nos centramos en escenas interiores de preocupación y de miedo.
La meditación y la meditación en oración nos ayudan a trasladar nuestra atención al momento presente y al control de nuestra mente y de nuestro espíritu. Nos vuelve a traer a casa. Podemos soltar nuestras preocupaciones y estar abiertos y conscientes de la presencia divina. No conocemos otro medio más eficaz para conseguir la paz interior. Destinar un rato cada día a esta actividad será el mejor de los remedios para todos los males que acechan al hombre actual.
Los avatares de la vida cotidiana consumen un esfuerzo enorme. Los conflictos interiores agotan nuestros recursos. Se pierde la paz. Nos quedamos tan inmersos en la resolución de esta guerra interior que nos queda poca energía para hacer en el mundo algo más que ir tirando. Y existen momentos en los que incluso ir tirando es difícil.
El problema no es que falte energía, aunque nos sintamos cansados y fatigados. Tenemos la energía. El problema es que ésta está fragmentada. Necesitamos claramente encontrar una base firme para nuestro bienestar interior. La Paz Personal es esa base.
De modo que declaramos una tregua interior. Nos permitimos momentáneamente retirarnos de la batalla encarnizada. Nos tomamos un tiempo de sosiego. Somos conscientes de nuestras batallas y de nuestro agotamiento
Esta conciencia nos sitúa en una encrucijada decisiva. Uno de los caminos conduce de nuevo a la batalla. El otro conduce al distanciamiento, a la liberación y a la paz interior.
El camino de la reflexión y la meditación nos lleva a una nueva perspectiva. Nos damos cuenta de que nuestros conflictos interiores no son eternos. Pero no debemos mantenernos distanciados de nuestro deber de obrar. La energía que alimentó antes nuestra encarnizada batalla interna puede ser utilizada ahora para vivir creativamente. Con la práctica, nos volvemos centrados y serenos. Nuestra energía emocional y espiritual se dispara entonces hasta las nubes. Y estamos preparados, recargados, renovados para prestar servicio a nuestro mundo.

La paz personal engendra energía. Nuestro incremento eficaz de energía física y espiritual es consecuencia de nuestro descubrimiento de la paz interior. Y su empleo más efectivo significa que tenemos menores probabilidades de derrochar sus preciosos recursos en preocupaciones, lamentaciones, culpabilidades e indecisiones. Éste es un paso de gigante hacia la paz interior al nivel espiritual más elevado.
Cuando avanzamos por el camino de la paz interior ésta nos ayuda a convertirnos en verdaderos pacificadores; pero no en el sentido habitual de resolver las contiendas de otras personas o de otros pueblos. Por el contrario, nos convertimos en pacificadores cuando producimos la serenidad en nuestras almas. Entonces nos llenamos de un poder positivo, de un espíritu que nos carga de energía. Y cuando esa energía se utiliza para el bien, aumenta. Satisfará todas nuestras necesidades, y fluirá para ayudar a otros.
Creemos que la paz interior, que la paz personal es la energía vibrante que puede curar al mundo, que puede producir la paz entre las naciones. Creemos que la paz interior, la paz personal, puede traer al mundo una armonía duradera.
En realidad, los actos sencillos son las cosas que cambian nuestras vidas y nuestro mundo. La búsqueda consciente de la paz es uno de ellos. Si nos tomamos en serio la búsqueda de la paz interior nos convertiremos en libertadores.
Liberemos, renovemos.

El Bienestar "Video"



El bienestar social se le llama al conjunto de factores que participan en la calidad de la vida de la persona y que hacen que su existencia posea todos aquellos elementos que dé lugar a la tranquilidad y satisfacción humana. El bienestar social es una condición no observable directamente, sino que es a partir de formulaciones como se comprende y se puede comparar de un tiempo o espacio a otro. Aun así, el bienestar, como concepto abstracto que es, posee una importante carga de subjetividad propia al individuo, aunque también aparece correlacionado con algunos factores económicos objetivos. El bien social no implica un colectivismo, donde todos son, teóricamente, dueños de todo pero la propiedad, posesión y uso se transforman en una abstracción para el pueblo (vgr. el Estado Soviético). No así para una minoría usurpadora que ocupa el vértice de la pirámide social, desde donde usa y abusa de la propiedad y desde allí administra la abundancia y escasez: el dominio del hombre. Tal como en el capitalismo plutocrático. ♥

El bienestar


Bienestar es estar física y emocionalmente bien. Es tener un estado de ánimo equilibrado y confortable que no depende tanto de los bienes materiales como del valor que les otorga a las cosas simples, que se relacionan más con el mundo interno que con lo externo.
Los afectos, la familia, los amigos, las rutinas de todos los días que nos ayudan a sentirnos bien y saludables, el cuidado de una planta o una mascota para los que están solos, la lectura de un buen libro que nos conmueve, hacer deportes y disfrutar todo lo que nos rodea, nos permite vivir en equilibrio y en paz con nosotros mismos.
La práctica de la meditación se ha difundido por todo el mundo y ya no es algo privativo de una elite sino que se ha convertido en un hábito generalizado que produce bienestar.
A pesar de ser éste un país caracterizado por su efervescencia social y política, de haber sobrellevado crisis profundas y de la peculiar vocación argentina para la queja; también hemos desarrollado fortaleza para salir adelante, gracias a la riqueza de nuestra tierra y a la inteligencia y creatividad de nuestra gente.En todos los niveles, la gente está aprendiendo a estar consigo misma sin sentirse aislada sino descubriendo la oportunidad de experimentar en forma directa la unión con lo trascendente.
Los golpes ayudan a crecer y cada uno en su ámbito ha sabido encontrar una nueva forma de recuperar el bienestar y no perder las esperanzas.
Aunque el tango nos define como melancólicos, en realidad es una pose que forma parte del folclore, porque no refleja con fidelidad la verdadera capacidad que tenemos para salir airosos frente a los avatares de la existencia.
El bienestar se logra cuando se canaliza la energía para salir de los problemas con creatividad, utilizando recursos genuinos.
Para nuestra gente cultivar la amistad produce bienestar, o sea, la oportunidad de reunirse con personas queridas y vivir un clima de festejo.
El encuentro con otros nos permite comunicarnos, compartir emociones y disfrutar de mutuas experiencias.
El bienestar es la sensación de sentirse incluido, de participar y ser tenido en cuenta como persona individual y única. Es tener la conciencia tranquila, es tener la posibilidad de escuchar y ser escuchado, de formar parte de un núcleo humano que se apoya mutuamente compartiendo aciertos y adversidades.
El bienestar comienza con un buen estado de salud, con el cuidado en la alimentación y el respeto por el cuerpo; y se consolida con el equilibrio psicológico expresando las emociones, aceptando el pasado, estableciendo relaciones afectivas armoniosas, evitando el estrés que genera imponerse metas demasiado ambiciosas, aceptando los límites, evitando los excesos, haciendo lo que a uno le gusta y adoptando la moderación como forma de vida.
El bienestar produce placer pero la búsqueda del placer no alcanza para producir bienestar, porque el bienestar es más que placer, es plenitud, es paz interior, es sentirse bien con uno mismo y también con los otros.
Cualquier expresión artística en todas sus formas reportan bienestar, así como cualquier trabajo fecundo que nos permite sostenernos a nosotros y a nuestras familias.
Bienestar significa la capacidad de buen vivir, rodearse de un ambiente grato y cómodo al que todos tenemos derecho; y va de la mano con la calidad de vida, porque no puede haber bienestar donde las necesidades básicas no están satisfechas.
Es difícil sentir bienestar cuando hay aún personas que no lo conocen, por eso el voluntariado produce regocijo, sensación de estar haciendo algo para remediar esas diferencias.
El bienestar es necesario para estar en condiciones de realizarse plenamente y desarrollar el potencial.
Aspirar al bienestar es necesario y justo.


La felicidad

La felicidad es un estado de ánimo que se produce en la persona cuando cree haber alcanzado una meta deseada. Tal estado propicia paz interior, un enfoque del medio positivo, al mismo tiempo que estimula a conquistar nuevas metas. Es definida como una condición interna de satisfacción y alegría.





La felicidad.
¿Qué es la felicidad?
¿Por qué preguntamos "qué es la felicidad"? ¿Es ese el enfoque correcto? ¿Es la correcta manera de investigar? No somos felices. Si fuéramos felices, nuestro mundo sería por completo diferente, nuestra civilización, nuestra cultura, serían total y radicalmente distintas. Somos seres humanos infelices, triviales, carentes de valor, peleadores, vanos, nos rodeamos de cosas inútiles, nos satisfacemos con ambiciones mezquinas, con el dinero y la posición social. Somos seres desdichados, aunque podamos poseer conocimientos, dinero, casas ricas, muchos hijos, automóviles, experiencia. Somos seres humanos tristes, sufrientes, y debido a que sufrimos, deseamos la felicidad; y así nos dejamos arrastrar por aquellos que nos prometen esa felicidad, social, económica o espiritual.
¿De que sirve, cuando estamos sufriendo, preguntar de qué sirve la felicidad? ¿Podemos comprender el sufrimiento? Ése es nuestro problema, no cómo ser felices. Somos felices cuando no estamos sufriendo: debemos, pues, comprender qué es el sufrimiento. Pero, ¿Podemos comprender qué es el sufrimiento cuando una parte de nuestra mente está escapando en la búsqueda de la felicidad, de una salida para la desdicha? (1)

Felicidad, satisfacción o conformismo.
¿Qué es lo que buscamos la mayoría de nosotros? ¿Qué es lo que deseamos? Especialmente en este mundo inquieto, donde todos tratan de encontrar alguna clase de paz, de felicidad, un refugio. Es importante, sin duda, averiguar qué es lo que intentamos buscar, qué es lo que intentamos descubrir. ¿No es así? Probablemente, la mayoría de nosotros busca una cierta clase de felicidad, cierta clase de paz, un lugar quizás especial y mágico. En un mundo dominado por la confusión, las guerras, las disputas, las luchas, anhelamos un refugio donde pueda haber algo de paz. Creo que eso es lo que desea la mayoría de nosotros. Y así proseguimos la vida, colgando de un hilo nuestra efímera y frágil felicidad.
Ahora bien, lo que buscamos, ¿es la felicidad, o buscamos alguna clase de satisfacción, comodidad o conformismo? Hay una diferencia entre felicidad y satisfacción. ¿Puede uno buscar la felicidad? Quizá pueda encontrar la satisfacción, pero es obvio que no podrá encontrar la felicidad. Por lo tanto, antes de entregar nuestras mentes y nuestros corazones a algo que exige una gran dosis de seriedad, atención, reflexión, cuidado, debemos descubrir, ¿no es así?, qué es lo que buscamos: si es felicidad o satisfacción y conformismo.

El verdadero gozo.
Muy pocos de nosotros disfrutamos plenamente de algo. Es muy pequeño el júbilo que nos despierta la visión de una puesta de sol, o ver una persona atractiva, o a un pájaro en el vuelo, o un árbol hermoso, o una bella danza. No disfrutamos verdaderamente de nada. Miramos algo, ello nos entretiene o nos excita, tenemos una sensación que llamamos gozo. Pero el disfrute pleno de algo es mucho más profundo, y esto debe ser investigado y comprendido.
Para conocer el verdadero gozo, uno debe ir mucho más profundo. El júbilo no es mera sensación. Requiere una mente extraordinariamente alerta, que pueda ver ese "yo" que acumula más y más para sí mismo. Un "yo" así, un ser así, jamás podrá comprender este estado de felicidad en el que no existe "uno" que es feliz. Debemos comprender esto tan extraordinario, de lo contrario, la vida se vuelve muy trivial, superficial y mezquina: nacer, aprender unas cuantas cosas, sufrir, engendrar hijos, asumir responsabilidades, ganar dinero, tener un poco de entretenimiento intelectual y después morirse.

¿Podemos buscar, perseguir la felicidad? 
¿Es felicidad ser conscientes de que somos felices? En el instante mismo en que somos conscientes de nuestra felicidad dejamos de ser felices, eso ya no es felicidad. La felicidad, de la misma forma que el amor, no son cosas que podamos perseguir, llegan. Pero si las buscamos, nos evadirán.
La mente y el pensamiento jamás pueden encontrar la felicidad. La felicidad no es, como lo es la sensación, una cosa que pueda perseguirse y encontrarse. La sensación podemos encontrarla una y otra vez, porque siempre la perdemos, pero la felicidad no puede ser encontrada. La felicidad que podamos recordar es tan sólo una sensación, una reacción a favor o en contra del presente. Lo que se ha terminado no es la felicidad, la experiencia de felicidad que se ha acabado es sensación, porque el recuerdo es pasado y el pasado es memoria y sensación. La felicidad no es sensación. Podemos recordarla pero no revivirla. La mente, con sus recuerdos y experiencias no puede ser feliz, el reconocimiento mismo impide el vivir el momento presente con toda la plenitud que necesita el ser feliz.

¿Podemos hallar la felicidad por medio de cosas?
¿Qué entendemos por felicidad? Algunos dirán que la felicidad consiste en obtener todo lo que deseamos. Uno desea un coche, lo obtiene y es feliz. Deseamos cosas, el logro, el éxito, llegar a ser virtuosos... y si lo conseguimos somos felices y si no las conseguimos somos desdichados. Así, lo que muchos llaman felicidad es obtener lo que desean.
Buscamos la felicidad por medio de cosas, de pensamientos e ideas, a través de la relación. Por lo tanto, se vuelven sumamente importantes las cosas, la relación y las ideas, no la felicidad. Cuando buscamos la felicidad por medio de algo, ese algo adquiere un valor mayor que la felicidad misma. Buscamos la felicidad en la familia, en la propiedad, en el nombre, entonces, la propiedad, la familia, el nombre, adquieren una extrema importancia, ya que la felicidad es buscada a través de un medio; de esa manera, el medio destruye al fin.
¿Puede la felicidad hallarse a través de algún medio, de alguna cosa hecha por la mano o por la mente? ¡Es tan obvio que las cosas, las relaciones y las ideas son impermanentes, que siempre terminan por hacernos desdichados! Las cosas son impermanentes y se gastan y se pierden; la relación constituye un fricción constante, y la muerte aguarda; las ideas y las creencias carecen de solidez, de permanencia. Buscamos la felicidad en ellas, sin darnos cuenta de su impermanencia. Así es como el dolor se convierte en nuestro constante compañero.

¿Cómo puede llegar a nosotros la felicidad?
Es el "yo", es el "ego", el que desea y quiere obtener las cosas. Es el "yo" el que disfruta, el que desea más felicidad, el que escudriña, el que busca, el que anhela más felicidad, el que lucha, el que se vuelve cada vez más refinado, el que jamás quiere llegar a su fin.
Sólo cuando el "yo", en todas sus sutiles formas, llega a su fin, hay un estado de bienaventuranza que no es posible tratar de adquirir, un éxtasis, un verdadero júbilo libre de todo sufrimiento, de toda corrupción.
Nuestro "yo" sólo es un recuerdo, un conjunto de pensamientos sin realidad objetiva. Cuando la mente trasciende el pensamiento del "yo", del experimentador, del observador, del pensador, puede haber entonces una felicidad incorruptible. Esta felicidad no puede ser permanente -en el sentido con que usamos esa palabra-, pues está más allá al tiempo y al espacio. Pero nuestra mente está siempre buscando una felicidad que tenga permanencia, algo que perdure, que continúe. Y ocurre que el deseo mismo de continuidad es corrupción.
Si podemos comprender el proceso de la vida y explorar el río del conocimiento propio, comprenderlos sin condenar, sin decir que es bueno o es malo, entonces surge una felicidad creadora que no es "tuya" ni "mía". Esa felicidad creadora es como la luz del Sol. Si deseamos conservar la luz del Sol para nosotros mismos, ese ya no será más el claro y cálido Sol dador de vida. De igual manera, si deseamos la felicidad porque estamos sufriendo, porque hemos perdido a alguien o porque no hemos tenido éxito, entonces eso es tan sólo una reacción. Pero cuando la mente puede ir más allá, encontramos que existe una felicidad que no pertenece a la mente, y que es el verdadero gozo, el auténtico júbilo.